lunes, 20 de julio de 2015
Aún
con imprenta propia, la situación del periodismo no valió notablemente en la
Real Audiencia de Quito. Durante mucho tiempo las informaciones administrativas
y religiosas eran transmitidas a viva voz excepto las que iban a España.
También se usó una suerte de correspondencia administrativa incorporada por los
españoles que sería otra forma de exacción económica y dominación cultural.
Las
condiciones impuestas por los dominadores más el atraso social y económico de
la época detuvieron el desarrollo del periodismo.
En
1792 o sea 37 años después de la llegada de la primera imprenta, apareció el
primer periódico ecuatoriano en circunstancias tales que forjaron un verdadero
acontecimiento periodístico, cultural y político. (Villarruel. M, 2008)
Ya impuesta la cultura del alfabeto, el papel de las primeras imprentas fue de vital importancia para el despegue y el desarrollo del periodismo, manifestado por la edición de los primeros periódicos en Quito, en Guayaquil y en otras ciudades.
Cierto es que con estas máquinas se propició la impresión de formularios, recibos y más documentos mercantiles de uso diario, que tanta falta hacían en un país que comenzaba a balbucear formas económicas mercantilistas.
No obstante, desde sus orígenes, el régimen de propiedad de las imprentas (privado-comercial preponderantemente) determinó también que las publicaciones noticiosas y de opinión estuvieses marcadas por el sello de la clase propietaria. La disputa por el poder, en primer lugar por parte del criollismo desplazado hasta entonces del ejercicio gubernamental, marcó el carácter político e ideológico en el periodismo que empezaba a caminar.
El atraso fue notorio. Mientras en Europa desde que Gutenberg inventará la imprenta de tipos móviles (1492), ya proliferaron los periódicos informativos, políticos, comerciales, publicitarios, en grandes tirajes y con gran suceso, no sería sino a partir del siglo XIX cuando puede hablarse de un periodismo impreso propiamente dicho en el Ecuador. El carácter vertical, dogmático, elitista y clasista de los impresos comenzará a definirse desde las primeras publicaciones en las imprentas recién llegadas. (Villarruel. M, 2008).
La primera publicación emitida por la imprenta Ecuatoriana tuvo un carácter religioso y durante muchos años las siguientes publicaciones se mantuvieron dentro del mismo contexto religioso así se encontraban libros para rezar, cánticos, oraciones, catecismos, sermones y oraciones fúnebres.
En la antigüedad los medios impresos tenían también como principal objetivo la crítica a los gobiernos de turno.
Referente a la imprenta en Guayaquil salió a la luz el 21 de mayo de 1821, y consistió en una hoja titulada “El Prospecto”, (un verdadero manifiesto liberal periodístico) en él se anunciaba la próxima aparición del primer periódico porteño, al que se llamaría “El Patriota de Guayaquil”, que comprendería un pliego de 4 hojas, su precio sería de dos reales; habría extraordinarios en cualquier día y hora, según lo exigiese el interés de las noticias que se recibieren. La primera edición apareció cinco días después, y circuló de manera ininterrumpida hasta el año 1826 y desapareció en 1829
La primera imprenta estuvo situada
en la ciudad de Ambato, fue traída desde España por los jesuitas en el año de 1755.
En 1759 la primera
imprenta ecuatoriana fue trasladada de Ambato a Quito.
La introducción de la imprenta en Guayaquil fue en 1821,
se debió a los afanes patrióticos de los dirigentes del
movimiento independentista de la ciudad
y la provincia de Guayaquil.
Según Juan B. Ceriola
A
Loja llegó la primera imprenta en 1855. A Riobamba en 1830. Ibarra tuvo
imprenta en 1850. Portoviejo en 1860. Latacunga en 1864. Guaranda en 1867.
Tulcán a fines del siglo XIX (Albuja,
1979, pág. 60).